-WQOWjIqPrzeKpDbadcYUstRQCLcBGAs/s1600/whatsapp_image_2017-09-10_at_13.16.07.jpeg' name='twitter:image'/> Running to the edge. : Runner con pasado cetrero

martes, 3 de febrero de 2015

Runner con pasado cetrero

Haciendo honor al famoso dicho que de forma tan exacta me define: "Aprendiz de todo maestro de nada", he de reconocer que entre mis múltiples aficiones, mejor dicho entre mis múltiples intentos por encontrar algo parecido a una afición que llenara ese rinconcito del corazón que tan difícil es de colmar, un buen día me dije: "Ahora toca el noble arte de la cetrería".



En el Bird Park de Kuala Lumpur ¡Sin guantes!



He de decir que de siempre he sentido una gran atracción por los animales ¿Y quién no? Sobre todo por los salvajes, como suelo repetir, aquellos que nos temen y a los cuales tememos. Se apreciar la fidelidad de un perro y disfrutar del erótico roce de un minino (o minina) al restregarse suavemente entre mis piernas (no pensad mal). Pero no es comparable al inmenso placer de portar un halcón o “hawk” sobre el puño. Qué raro que un idioma tan complejo y rico como el castellano no tenga palabra que se corresponda exactamente con el término inglés "hawk". Se suele traducir por halcón cuando en realidad hace referencia a azores, gavilanes, buteos y otras rapaces que en cetrería denominamos de bajo vuelo, es decir de caza desde el puño.

Siendo yo una persona que no se caracteriza por su sociabilidad quizá fue una decisión acertada, habida cuenta de que las rapaces no destacan por ser amantes de los grandes grupos. Son animales por lo general solitarios que se juntan para cortejo, apareo y cría: vamos lo que yo hago. Hay excepciones, y entre las aves populares en la cetrería sería el caso del "águila de harris" o simplemente harris ,en inglés harris hawk (parabuteo unicinctus). Ave de origen americano, habita las zonas desérticas desde el Perú al sur de Norteamérica, gregario, caza en grupos y es relativamente dócil, lo que es una virtud en su adiestramiento.



Mi querido harris "Rufus" tras una captura.



Como en tantas otras ocasiones obvié el sabio consejo de iniciarse en toda nueva disciplina bajo la tutela de un maestro. Persona que te enseñe, te muestre el camino, calme tus miedos y lo que es más importante, evite que caigas o te haga ver los inevitables errores. Pero uno es autodidacta y decidido, así que me lancé a la compra de bibliografía sobre el tema.

Hay diverso material publicado sobre el mundo de la cetrería y en Internet ingente información en español y mucha más en ingles. Ahora bien, voy a destacar lo que creo imprescindible por si alguno os animáis a probar:

  • El arte de cetrería, del grande y único Félix Rodríguez de la Fuente. Es un vetusto libro que quizá aun se puede encontrar en alguna librería especializada. Su contenido está algo obsoleto, pero incluye los cuatro principios básicos que todo  el que quiera acercarse a este mundo debe conocer. 
  • Comprender al ave de presa, de Nick Fox. Sin duda el mejor libro sobre cetrería. Fox es uno de los mayores expertos sobre cetrería y la cría de aves de presa en cautividad. IMPRESCINDIBLE. 
  • La Leyenda del Águila de Harris, del polifacético Manuel Diego Pareja-Obregón. El autor es pionero  en la cría y caza con harris en nuestro país. Imprescindible si lo tuyo es el harris.
  • Otros libros son: Soltando pihuelas (Javier Ceballos Aranda), The Redtailed Hawk (Beatriz E. Cadil García), Aves de presa de bajo vuelo (Michael MacDermott).


Yo los compré todos, más varios vídeos y visité varios foros donde leí "posts" con fruición. Tras el atracón llegó el gran momento, la decisión de qué ave comprar. Finalmente me decidí por un cernícalo común, que si bien no es apto para caza tiene la ventaja de su escaso porte, relativamente fácil manejo y bajo precio. Tras la experiencia recomendaría comenzar con un torzuelo (macho) de harris, es el ave de más fácil manejo y que admite más errores.

Bueno, pues llegó el gran día y recibí a mi pequeño amigo en una caja facturada desde Portugal. Previamente había adquirido todo el equipo necesario, lua (guante), lonja (cuerda de cuero para sujetar el pájaro a su banco o percha), pihuelas (tiritas de cuero que van cogidas a los tarsos del ave), tornillo, caperuza, etc... y habilitada una muda (jaula grande) en el jardín. Abrí la caja y apareció un "demonio emplumao", chillando como un loco. No se quién de los dos tenía más miedo. Tras ataviarlo con todo el equipo lo deje descansar a ver si se calmaba. 



"Rufus" posando ante la cámara.
"Yuka", mi cernicalo común.





Dejando a un lado la historia de mi primer “arma con plumas” y para no aburrir más narrando toda la aventura cronológicamente (lo cual daría para un libro e incluso para varios volúmenes), me gustaría incidir en el aspecto de este “arte” que más disfruté y aprecié. Por supuesto el objetivo principal de todo cetrero que se precie es “cazar”, es el fin último, el cenit, la cúspide cuasi- orgásmica de todos nuestros esfuerzos. Es absolutamente maravilloso presenciar en primera persona el bello vuelo del pájaro que saliendo de tu puño y batiendo ágilmente sus alas se eleva levemente para caer sobre su presa, normalmente conejo o liebre. No caed en la tentación de sentir pena por el lagomorfo, en la mayoría de los casos tras un acrobático quiebro deja al ave y al cetrero con cara de tonto.



Primera captura de "Rufus", mereció un "selfie" (mi primer selfie tb).



Como decía, pese a ser el acto de la caza tan sumamente bella en esta modalidad, he disfrutado de momentos si cabe mejores junto a mis pájaros. Uno de estos momentos es el llamado desvele. El desvele, ya en desuso por innecesario es parte del proceso de amansamiento del ave. Una vez el pájaro descansado y  tranquilo, una noche cualquiera, se procede a pasarla junto a él, con el ave en el puño, primero encaperuzada con luz tenue, mucha paciencia y ánimo. Se van tocando los tarsos del pájaro y se le habla para que se haga a nuestra voz, puedes ver la tv o escuchar música. En el momento adecuado le quitas la caperuza y observas su gesto en principio asustado, quizá pretenda echar a volar pero lo tienes firmemente cogido al guante por  pihuelas y  lonja. Poco a poco se tranquiliza, su gesto se torna más amable producto del cansancio. Este proceso puede llevar toda la noche, pero la intensidad de los sentimientos que alteran tu alma al ver como vas sometiendo su voluntad de huir y los lazos que empiezan a surgir entre hombre y ave hacen que merezca la pena las horas de sueño perdidas.

En las noches de desvele suelo pensar en el caballero medieval que copa de vino en mano, pájaro en puño y cocina de leña encendida disfrutaba de  las mismas sensaciones que yo.

Las anécdotas son infinitas y aunque muchas en su momento fueron causa de pesar, cabreo y nervios, ahora me hacen reír:

Recuerdo cuando mi precioso torzuelo de harris, aún sin completar su adiestramiento, sin peso de vuelo se me escapó, yendo a posarse en el más alto abeto navideño de Los Balcones. Conocido es mi pánico a las alturas, pese a ello me encaramé hasta la copa para ver como salía volando en el último instante. Finalmente acabé atrapándolo sobre la antena de tv de un vecino.

Recuerdo mi primera temporada de caza con este mismo harris, el muy cabrón no quería cazar. Yo le levantaba la presa y él volaba sobre ella para luego posarse en algún almendro. Esto es habitual en pájaros jóvenes, sobre todo machos. 

En una ocasión soltando escapes de codornices al cernícalo común, vi como desde las alturas un punto caía a plomo hacia nosotros, era un cernícalo silvestre que nos arrebató la presa… Y mereció la pena, precioso instante.

Sin duda el mejor momento de todos es aquella primera vez en la que con el corazón en un puño decides que es hora de que tu compañero emprenda su primer vuelo en libertad. Contienes la respiración y sueltas pihuelas. Él, casi anticipándose salta de tu guante, bate armoniosamente sus alas y se posa en alguna atalaya cercana. Llego la hora de la verdad, alzas el brazo y quizá silbas o chasqueas la lengua y como un rayo tu amigo vuelve a ti,  un vinculo invisible os une. Tras ello le ofreces la “cortesía” y te embarga la emoción. Nunca  volverás a sentirte como en esta primera vez (pasa igual en otras facetas de la vida)



Azor
Águila real























En el otro lado de la balanza, y toda balanza tiene dos lados y en este caso con muchas y pesadas pesas. La principal el tiempo: “Cetrero o viudo o soltero”. Y yo añado: "y funcionario o jubilado". Esta afición requiere mucho tiempo libre.
Si quieres (y debes) estar dentro de la ley: los papeleos y el coto de caza (carísimo). Los cuidados permanentes, la limpieza (qué hay que ver lo que caga un pajarraco). En definitiva no sabría decirte si te merecería la pena, a mi me la mereció durante un tiempo.

Bueno, hoy no hablo de correr, lo dejo para la próxima entrada.


Saludos



 "Yuka" y yo

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